La cartografía proviene de las palabras
griegas “carto” (χάρτις, chartis) que
significa mapa, y “grafía” (γραφειν, graphein) que
significa escrito. Se deduce, pues, cartografía es la ciencia que se encarga
del estudio y elaboración de los mapas. Aunque la definición más correcta está
dada por la ICA (Asociación Internacional de Cartografía) que dice que “la
Cartografía es el arte, la ciencia y la técnica de hacer mapas y su estudio
tanto como documentos científicos como obras de arte, pero no incluye relevamientos
requeridos para la elaboración del mapa base”.
Un
mapa es la representación gráfica del terreno, sobre un plano. Actualmente los
mapas representan una realidad geográfica muy exacta, pero siempre resultará
imposible representar la realidad tridimensional sobre un plano bidimensional,
sin sufrir deformaciones, pues si intentamos envolver una pelota de futbol con
papel de regalo, resultará imposible no formar pliegos ni dobleces. La cosa se
complica más al tratarse de un elipsoide de revolución en vez de una esfera.
Para representar la realidad geográfico en un plano se usan diferentes
proyecciones dependiendo de la zona a representar o el organismo que realiza la
cartografía. Existen “tres tipos” de proyecciones, y cada una de ellas conserva
una magnitud:
1. Proyección equidistante (conserva las distancias)
2. Proyección conforme (conserva los ángulos y las
formas)
3. Proyección equivalente (conserva las áreas)
No
obstante, las proyecciones conformes son las más utilizadas profesionalmente,
pues interesa conservar las formas. Cabe destacar la proyección conforme de
Lambert.
Podemos
dividir las proyecciones, también, dependiendo de las técnicas de proyección
utilizadas, sea se:
1. Proyección cilíndrica
2. Proyección cónica
3. Proyección azimutal, cenital o polar (tangentes en
un punto)
A su
vez, científicos han desarrollado diversas proyecciones dependiendo de
diferentes funciones directas (funciones que relacionan el elipsoide de
revolución con el plano de proyección). Las más conocidas son la proyección
Mercator, de Peters, conforme de Lambert, cónica simple, cónica múltiple,
ortográfica, estereográfica, gnomónica y azimutal de Lambert.
La
cartografía se ha usado y se ha desarrollado a lo largo de los siglos. El primer
“mapa” data del VII milenio antes de Cristo, aunque es difícil definirlo como
tal. Los mapas se han ido desarrollando a lo largo de la historia con técnicas que
ahora nos resultarían imposibles. Han sido herramientas importantísimas que se
han utilizado en el ámbito político, económico, administrativo, geográfico,
etc. Pero sin lugar a dudas, la cartografía se ha desarrollado a grandes pasos
durante las guerras, incluyendo sus técnicas de elaboración, como la
fotogrametría.
Existen
muchos tipos de mapas. En España el IGN (Instituto Geográfico Nacional) se
encarga de la elaboración de toda la cartografía oficial del territorio
español. También es oficial la cartografía que elabora el CGET (Centro
Geográfico del Ejército de Tierra), aunque esta no está tan dedicada a la
población civil como la del IGN. Ambas son accesibles para cualquier persona. Este
tipo de cartografía se denominan como mapas topográficos, y la oficial suele
estar con escalas de 1:50.000 o 1:25.000. No obstante se pueden encontrar a
otras escalas.
Los
mapas excursionistas son muy útiles para zonas específicas y abundan con rutas
señaladas de diferentes formas por su dificultad u otras características y
vienen con una leyenda diferente.
Los
mapas de carreteras son grandes herramientas para viajar, aunque actualmente
están quedándose atrás debido a la tecnología GNSS (GPS, Glonass).
Personalmente, da más juego un buen mapa de carreteras actualizado.
La
cartografía en relieve es útil para una apreciación inmediata del terreno, pero
no son muy útiles en el ámbito profesional. Suelen ser bonitos detalles para
regalar o de exposición.
Los
mapas centrados en una ciudad o núcleo de población se denominan planos o
callejeros y son realmente útiles para encontrar una calle y para el turista.
Existen
infinidad de mapas, además de los vistos, como los temáticos, planos de red de
metro, de vías de comunicación o de transporte público, de estaciones de esquí,
catastrales, de movimientos de placas tectónicas, etc.
No
solo encontramos cartografía referida a nuestro planeta, actualmente, Google
cuenta con herramientas que nos permiten visualizar otros cuerpos celestes,
como La Luna y Marte. Los planisferios celestes son una buena herramienta
cartográfica que nos permiten localizar estrellas y conocer su posición a todas
horas los 365 días del año.
¿Cómo
interpretar un mapa?
Los
mapas oficiales españoles cuentan con una escala, por lo general, de 1:50.000 o
1:25.000 (MTN50 o MNT25 respectivamente). 1:50.000 quiere decir que cada unidad
medida en el mapa se multiplica por 50.000 en la realidad, por ejemplo, un
centímetro medido en el mapa son 50.000 cm en la realidad, o un milímetro medido
en el mapa son 50.000 milímetros en la realidad. Igual con cualquier escala. De
esta forma podemos apreciar con el mapa la distancia de un punto buscado
respecto de nuestra posición.
La
leyenda es un cuadro informativo que resulta muy útil para la interpretación de
los símbolos en el mapa. Suelen mostrar elementos lineales (vías de
comunicación diferenciando entre autopistas, autovías, carreteras estables,
carreteras sin firme, caminos, cañadas, de ferrocarril; límites
administrativos; líneas eléctricas), elementos superficiales (cascos urbanos y
terrenos) y elementos “puntuales” (vértices geodésicos, casas, iglesias, minas,
molinos, invernaderos, refugios, hospitales, cementerios, etc), aunque
realmente no están señalados por puntos si no por formas pero de pequeños
tamaños, casi puntuales.
En
la cartografía siempre viene un enrejado o cuadricula y esta suele ser la cuadrícula
UTM, con una separación cada mil, que equivale a dos centímetros o un kilómetro
en un MTN50. Se basan en grados de latitud y longitud por lo general En la
cartografía del IGN o del CGET te georreferencian el mapa poniéndote las
coordenadas longitud y latitud en cada esquina de este. El norte de la
cuadrícula nunca coincide con el norte geográfico, y por lo tanto, tampoco
coincide con el norte magnético. Siempre, debido a las proyecciones, el
elemento diferencial de superficie sobre el plano de proyección respecto del
elipsoide se ve alterado por alguna rotación, por eso la cuadricula de los
mapas nunca es paralela a los bordes de este. En los mapas siempre (salvo en
mapas que no sean oficiales o de excursionismo) te marcarán la convergencia de
la cuadrícula respecto del norte geográfico (ω) y la declinación magnética
respecto del norte magnético (δ).
Quizás
el elemento más importante de un mapa topográfico y del que podemos adquirir
una apreciación inmediata del terreno, son las denominadas curvas de nivel. Estás
nos indican la altitud sobre el nivel medio del mar. En los mapas topográficos
del 50.000 vienen marcadas cada 20 metros de altura. Podemos apreciar la geografía
del terreno y buscar las rutas más sencillas y evitar las zonas más escarpadas.
La
orientación es una ciencia que ha ido evolucionando junto con la cartografía. Es
la acción de ubicarse o de reconocer el espacio tridimensional que nos rodea. En
la antigüedad se ha inventado infinidad de instrumentos que han valido para la
orientación. El astrolabio y la brújula han sido los más importantes de estos
instrumentos. También se elaboró la llamada Rosa de los Vientos que indica 32
direcciones como mínimo.
Actualmente
el astrolabio ha caído en desuso y las brújulas han evolucionado. Por otra parte
la orientación por vía satélite se está poniendo más de moda con la
introducción de los GNSS en el mercado.
Podemos
orientarnos por puntos de referencia que la mayoría de nosotros ya conocemos. Los
más comunes son:
1. La Estrella Polar, nos indica el Norte Geográfico
en todo momento de la noche, es muy brillante y fácilmente reconocible, salvo
en cielos realmente estrellados. Es invariante en el espacio y en el tiempo (se
ve alterada al cabo de los años por los efectos de precesión y nutación). Este fenómeno
solo nos sirve para latitudes positivas, es decir, en el Hemisferio Norte.
2. La Cruz del Sur (constelación de cuatro estrellas)
es el equivalente de la Estrella Polar pero para latitudes negativas
(Hemisferio Sur). De todas formas, la Cruz del Sur es muy poco recomendable
para la orientación debido a que no indica el Sur, pues no existe una estrella
que se situé justo encima del polo Sur.
3. El orto del Sol ocurre por el punto cardinal Este,
con el cual podemos averiguar el Norte de manera muy aproximada. El orto y el
ocaso del Sol varían hasta 27º 23’ 16’’ dependiendo de la estación del año.
4. El musgo es un recurso natural de la orientación,
este siempre crece mirando al norte. No es del todo fiable, pues puede variar
dependiendo del área y si este tiene un microclima.
5. Las laderas nortes de las montañas suelen ser
bastante más húmedas, por lo tanto son las caras nortes.
6. Los anillos de crecimiento de los árboles suelen
estar más desarrollados por la cara Sur.
Podemos
usar otros métodos de orientación como el denominado Método del reloj. Si nos
encontramos en el Hemisferio Norte y tenemos un reloj analógico con nosotros
debemos apuntar la aguja de las horas en dirección del Sol y la bisectriz que
forma con el “12” nos indicará el Sur. Si nos encontramos en el Hemisferio Sur,
esta bisectriz nos indicará el Norte.
La orientación
mediante la Estrella Polar puede ser un suplicio si nos encontramos bajo un
cielo sin nubes y sin luces alrededor. Lo que veremos será una gran cantidad de
estrellas y nos será de gran dificultad dar con la Estrella Polar. Siempre
podemos utilizar las constelaciones de la Osa Mayor y la Osa Menor. Entre un
cielo realmente estrellado, si observas cuidadosamente el cielo puedes
encontrar fácilmente la constelación de la Osa Mayor, pues es un conjunto de
estrella muy brillantes, y a su derecha encontraras la Osa Menor, y su derecha
Casiopea. La Estrella Polar es la última estrella del llamado “carro” de la Osa
Menor, y podemos dar con ella prolongando cuatro veces la distancia que separa
las dos estrellas frontales del “carro” de la Osa Mayor. No en cambio, en el
Hemisferio Sur, el horizonte nos imposibilita ver la Estrella Polar; para ello
debemos buscar la Cruz del Sur, una constelación de cuatro estrellas con forma
de rombo o cometa. Si prolongamos cuatro veces y media la longitud entre las
dos estrellas que más distan entre si daremos con el punto imaginario situado
en el Sur de nuestro cielo.
La
Luna es otro método natural de orientación. Si la Luna está en fase creciente,
es decir, una “C” al revés, sus puntas señalan al este, y cuando está en su
fase menguante, con forma de “C”, las puntas señalan al Oeste.
Un método
muy lento pero eficaz es el Método de la Sombra. Clava un palo verticalmente en
una superficie llana y dibuja su sombra. Traza una circunferencia con centro en
el palo y radio la sombra del palo. Deja pasar las horas, y cuando la sombra
del palo vuelva a tocar la circunferencia, traza la bisectriz entre las dos
sombras marcadas. El extremo de esa bisectriz señala el Norte.
Existen
métodos de dar con el norte magnético. Uno de ellos, es dejar una aguja sobre
una hoja de un árbol flotando en un recipiente con agua, esta indicará el
norte. Con una cuchilla de afeitar, si la magnetizas frotándola con las manos
(CON CUIDADO) y la suspendes de un hilo te marcará el norte. La aguja y la
cuchilla se orientarán dándote la dirección Norte-Sur, tendrás que determinar
el Norte mediante otros métodos.
Hay
varias plantas que pueden indicarte la dirección, por ejemplo, la planta del
Polo Norte que crece en Sudáfrica se inclina hacia el Norte para sacar todo el
provecho posible de la luz solar.
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